
La historia de esta silla comienza justamente en la ciudad que le dio nombre; diseñada por Mies van der Rohe, uno de los padres del movimiento moderno, en 1929 a través de un encargo del gobierno alemán para diseñar el tanto el edificio como el mobiliario del Pabellón Alemán de la Exposición Universal de Barcelona.
Al termino del edificio Mies junto al colaborador Lilly Reich se pusieron a trabajar en los muebles para el interior, ya que como muchos otros arquitectos modernos consideraba fundamental utilizar los muebles correctos para integrar el proyecto del edifico si se pretendía armonía en el diseño; así fue que las sillas resultaron todo un desafío.
La intención fue que fueran usadas por los reyes de España durante su visita a la exposición, con lo cual debía tratarse de una silla monumental, importante, elegante y costosa, y no una simple silla más.
Se dice que Mies se inspiró en las sillas plegables de los faraones y en las sillas en forma de X, sin respaldo utilizadas por los romanos, así fue como encontró la fusión justa entre el aire monárquico que quería darle a la silla y la simpleza del diseño y finalmente el resultado fue la silla Barcelona que paso a formar parte de los iconos del mobiliario y del diseño moderno.
La versión original fue anterior a la aparición del acero inoxidable y las soldaduras invisibles, por lo cual sus patas estaban atornilladas; para la tapicería y las cinchas se utilizó cuero de cerdo de color marfil y aunque tiene aspecto de estar hecha a maquina esta totalmente trabajado a mano. Con los años la silla Barcelona fue cambiando aunque no demasiado como para perder su espíritu; en los años 50 Mies rediseñó la silla haciendo uso de la aparición de un nuevo material, el acero inoxidable lo que permitió realizar la estructura como una sola pieza de metal reemplazando los tornillos y cambiando el cuero de cerdo por el vacuno de mayor calidad.
Sus medidas aproximadas son 75 cm de ancho x 75 cm de profundidad x 75 cm de altura; estas proporciones y formas hicieron que la silla Barcelona destacara más como un objeto escultural que funcional dentro del pabellón, donde en conjunto se transmitía el ideal de modernidad gracias al rigor geométrico y la precios de las piezas y montajes.En 1953 Knoll adquirió los derechos para la comercialización de la silla, que todavía hoy produce. Si se desea obtener una silla Barcelona original, es fácil reconocerla, ya que tiene la marca Knoll y la firma de Mies estampadas, aunque se pueden conseguir copias de muy buena calidad.
Inspirada en la silla se diseño la banqueta Otomana Barcelona que hace juego con la silla y posee las mismas características técnicas, con unas medidas aproximadas de 54 cm de ancho x 59 cm de profundidad x 44 cm de altura. Y la cama Barcelona, del año 1930, y aunque hoy en día se la conoce con este nombre, fue diseñada para el interior del departamento de Philip Johnson en la ciudad de New York y no formó parte del mobiliario creado para el Pabellón Barcelona. Toma ese nombre gracias a la similitud de estilo y realización con la silla y la banqueta Barcelona. Sin embargo, este mueble se presentó al público por primera vez en la exposición de edificios de 1931 llevada a cabo en Berlín. Consiste en una cama con bastidor de madera maciza de nogal, patas de acero cromado, cinchas de cuero, colchoneta y almohadón tapizado en cuero. Sus medidas aproximadas son 198 cm de largo x 97 cm de ancho x 62 cm de altura.